sábado, 3 de marzo de 2012




   A Grenouille le quedaba suficiente perfume como para esclavizar al mundo entero, si hubiera querido. Habría podido entrar en Versalles y poner al rey a sus pies.
Habría podido escribir una carta perfumada al papa y revelarse como el nuevo Mesías. Habría podido hacer todo esto y más, si lo hubiera deseado.
Poseía un poder más fuerte que el dinero, el terror o la muerte. El invencible poder de dominar el amor de la humanidad.
Sólo había una cosa que el perfume no podía hacer: No podía convertirle en una persona capaz de amar y ser amada como las demás.

Hay en le perfume una fuerza de persuasión más fuerte que las palabras, el destello de las miradas, los sentimientos y la voluntad.
La fuerza de persuasión del perfume no se puede contrarrestar, nos invade como el aire invade nuestros pulmones, nos llena, nos satura, no existe ningún remedio contra ella.

Imprescindible la lectura de esta novela de Patrick Süskind..









No hay comentarios:

Publicar un comentario